LA OPINIÓN

LOS DESAFÍOS AGROALIMENTARIOS: El sector crece, pero habrá que ver ahora con la guerra…

 

Luis Fernando Goya N.- Consultor y Especialista en Comercio Exterior

Incertidumbre en el escenario mundial, primero por la pandemia, que no acaba de escribir su última página y ahora la guerra Rusa-Ucraniana, presentan un escenario con retos y desafíos.  

 

Hay que recordar que en México una cuarta parte de la población, más de 30 millones, vive en áreas rurales. El sector agroalimentario aporta casi el 8% al PIB nacional y 14% de la población ocupada. El 4% de las exportaciones son del sector primario y otro 4% de la agroindustria, En el 2020 ingresaron más de 40 mil millones de dólares por las exportaciones agroalimentarias, cercanos a los más de $50 mil millones por las remesas de nuestros con nacionales. Es 8vo productor y exportador de alimentos en el mundo con varios productos como el aguacate, berries, limón. Desde el 2015 la balanza es superavitaria en casi 7 mil millones de USD. 

 

El saldo positivo de la balanza es resultado de 40 mil 289 millones de dólares de exportaciones y 33 mil 956 millones USD de importaciones, de acuerdo con cifras del Banxico. Los productos nacionales con mayor valor de exportación fueron la cerveza, con 5 mil 81 millones de dólares; tequila y mezcal, con 2 mil 976 millones de dólares, y aguacate, con 2 mil 791 millones de dólares.

 

Notables las exportaciones, sin embargo, las importaciones de granos, oleaginosas, cárnicos y lácteos han crecido y todo apunta a que tengamos escenarios turbulentos en materia de precios.

 

Observamos que en la primera quincena de marzo, los precios al consumidor de productos derivados de granos han aumentado como reflejo del alza en costos de producción y cotizaciones futuras por el conflicto ruso.

Por la crisis de la pandemia se incrementó el número de pobres, se dejó de crear empleos, hubo menos inversión nacional y extranjera, aumento la inseguridad. Todo apunta a que habrá poco crecimiento al final del año y una inflación que rondará el 7%, y pese a crisis de salud el sector crece, habrá que ver ahora con la guerra…

 

La guerra entre Rusia y Ucrania tiene un impacto directo en el suministro y el precio de los alimentos, ya que tanto Moscú como Kiev son importantes exportadores de recursos clave para su producción.

 

La situación es especialmente grave teniendo en cuenta los problemas que se arrastraban desde el inicio de la pandemia, con una importante subida del precio de la canasta básica. Esto puede complicar la seguridad alimentaria de muchos países, provocando crisis sociales como ya ocurrió hace una década con las revueltas árabes.

 

Ucrania es un importante exportador de productos alimentarios como los cereales, las semillas, las harinas y los aceites de girasol. Concretamente, el país supone la mitad de las exportaciones de aceite de girasol del mundo, y si sumamos a Rusia, ambos países alcanzan el 25% de las exportaciones mundiales de trigo. La guerra puede provocar una disminución de parte o la totalidad del suministro, provocando escasez y subidas de precios.

 

Esta dependencia es especialmente crítica para determinadas regiones del mundo  como África y el Medio Oriente- Las consecuencias para la UE serían graves, pero se repartirían de forma muy asimétrica. La peor parte se la llevarían a los países más dependientes de las importaciones rusas, es decir los estados de la antigua Europa del Este, además de Finlandia, Alemania e Italia.

 

La pregunta, sin embargo, que se hacen los expertos es si las sanciones tendrán un impacto duradero o no en la economía global. Nadie lo sabe.

 

El Fondo Monetario Internacional cree que el efecto será temporal debido a que Rusia, aunque es un gran exportador de energía, constituye solo el 1,7% de la producción y el comercio mundial.

 

Europa se resentirá más porque su economía está entrelazada con la rusa: la Unión Europea es el mayor socio comercial de Rusia; y Rusia es a su vez el cuarto socio comercial del bloque comunitario, de acuerdo a la Comisión Europea.

 

De todo este escenario, la industria agrícola mexicana tiene frente a sí un panorama alentador. Pienso que todo será cuestión de mantener la inversión, seguir implementando tecnologías de vanguardia y contar, a largo plazo, con un eje de políticas públicas para cuidar la sostenibilidad de la producción. 

 

Las tierras de nuestro país son, definitivamente, fecundas para todo eso. Reto para muchos será el de darle mayor valor agregado a sus productos, ser más eficiente en los procesos de producción y en temas logísticos.

 

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