¿Cómo implementar la tecnología en el sector agrícola? 

 

Olmo Axayácatl Bastida. – Capacitador y analista profesional de ProducePay

En los últimos años hemos sido testigos de muchos avances tecnológicos que buscan entrar a la agricultura, en lo que representa el mayor flujo de tecnología para el sector agrícola visto hasta ahora. Sin duda, esto representa excelentes noticias en términos de mejorar la producción agrícola, pero también implica un enorme reto a la hora de elegir la tecnología más adecuada.

 

Quiero comenzar mencionando que toda tecnología puede representar un cambio positivo para las cadenas agroalimentarias en alguna de sus etapas principales: producción, distribución, comercialización y transformación, pero que no por adquirir un nuevo desarrollo tecnológico los problemas se solucionarán automáticamente, que es el mayor fallo que se tiene actualmente.

 

De hecho, adquirir e implementar una tecnología, llámese maquinaria, equipo, sistema, software, proceso, herramienta, etc., genera una enorme responsabilidad, ya que seguramente se tuvo que pagar un costo importante por ella, de forma tal que a la brevedad posible se deben generar resultados.

 

Porque una tecnología que mejora los resultados obtenidos es una inversión en toda la extensión de la palabra, sin embargo, cuando la tecnología no representa una solución, entonces genera un problema mucho mayor para la empresa.

 

En este sentido, en el sector agrícola no es extraño escuchar que se adquirió una nueva tecnología por razones que no son las correctas: mi compadre la compró y le está yendo mejor, el ingeniero me recomendó que la probara, todos los de mi rancho están adquiriéndola, etc., que es justamente cuando se corre un gran riesgo.

 

¿Cuál sería el proceso para adoptar nuevas tecnologías en el agro? Desde mi punto de vista el primer paso es detectar las necesidades que se tienen y definirlas lo más específicamente posible; por ejemplo: necesito un tractor de una potencia y dimensiones específicas, para que se pueda maniobrar fácilmente en mi parcela.

 

Como regla de oro a seguir, si no se tiene una necesidad tangible, no debería crearse una solo para meter con calzador una cierta tecnología, porque una tecnología que no responde a una necesidad concreta no se traduce en ninguna mejora.

 

Entonces, cuando detectamos una necesidad que solo puede ser cubierta implementando una nueva tecnología, es necesario realizar la evaluación inicial: analizar opciones, preguntar costo y rentabilidad, conocer más sobre sus características, etc., con el objetivo de estar lo más informado posible, porque tomar la decisión sólo al sentimiento tiene un enorme riesgo.

 

Y en este punto surge una cuestión que es clave para tener éxito con la adopción de esa nueva tecnología: ¿contamos con el personal calificado para manejarla? Hay que preguntarnos esto porque no sería la primera vez que alguien invierte en una tecnología, solo para darse cuenta que nadie de su personal está calificado para manejarla, por lo que, o se capacita a alguien, que requiere tiempo, o se contrata a alguien, que requiere dinero.

 

Superado lo anterior, entonces es factible realizar la inversión, pero ya teniendo en mente un plan de implementación, de forma tal que la nueva tecnología se adopte rápidamente.

 

Ahora bien, hasta este punto estamos hablando de manera general, pero cada tipo de nueva tecnología tiene sus particularidades, las cuales hay que entender a la perfección para generar soluciones en lugar de problemas. Por ejemplo, no es lo mismo la compra e implementación de un software de gestión de la producción, que la compra de una nueva máquina agrícola, pues, aunque ambas tecnologías permitirían incrementar la producción, cada una requiere un proceso distinto de implementación, o al menos así debería ser.

 

Por último, con la llegada de cada vez más participantes, la oferta de soluciones tecnológicas para la agricultura crece, lo que, por supuesto es una excelente noticia, aunque mientras más opciones se tengan más importante será seguir este proceso, o podemos caer en comprar algo que no se adapta plenamente a lo que necesitamos.

 

Opinión de Olmo Axayácatl Bastidas para los lectores y seguidores de AGRO21