Francisco Mayorga Campos. – Analista económico y agropecuario de AGRO21

El alza en los insumos para la agricultura marcará un antes y un después para esta industria y para los que participan en y viven de ella.

La urea ha subido más del 100% y los precios del petróleo, más ahora con el conflicto Rusia-Ucrania parece que seguirán subiendo.

No obstante, si sabemos aprovechar la oportunidad, esta alza de precios nos podrá dar una ventaja si sabemos manejar nuestros costos.

En esas circunstancias comparto algunos tips para ir ahorrando y siendo más eficiente en la producción agrícola dentro de un entorno complicado.

 

  1. Voltear a ver a los fertilizantes alternativos y orgánicos. En muchas zonas agrícolas hay granjas avícolas o ganaderas cercanas que pueden proveer subproductos con relativa facilidad. Si no hay granjas puede haber ingenios azucareros por ejemplo que tienen composta de bagazo u otras industrias que cuenten con desperdicios orgánicos más accesibles que ayuden a mitigar el costo de los fertilizantes normales.
  2. Hacer análisis de suelo más seguido, se recomienda hacerlo a una profundidad de 15 a 30 cm; aproximadamente una muestra por hectárea una vez al año o cada 2 años máximo antes este nuevo entorno.
  3. racticar agricultura de precisión. Si se tiene un tractor equipado es más fácil, pero a veces, incluso en parcelas pequeñas hay distintos tipos de suelo que tienen requerimientos diferentes, hacer un inventario minucioso de la composición de nuestro terreno (incluso con ayuda de drones, satélites o diagramas) puede ser muy útil para ahorrar.
  4. Ser muy eficiente con el manejo, aplicación y el escurrimiento de fertilizantes líquidos o sólidos. Si no hay atención en este punto se pueden perder más de la mitad de los nutrientes y terminar en ríos y lagos, generando contaminación y zonas muertas que afectan a la vida lacustre o marina.
  5. Practicar labranza cero o mínima labranza. Esto ayuda a conservar la humedad y a enriquecer el suelo con la descomposición de los esquilmos. En el curso de 4 o 5 años los suelos se regeneran drásticamente aumentando su resiliencia y productividad.
  6. Introducir cultivos de cobertura. Los cultivos de cobertura, en especial leguminosas como el maní forrajero son excelentes fijadores de nitrógeno, además de generar biomasa para rumiantes o incluso como combustible.

 

Finalmente, la receta más transformadora es, y será seguir nutriendo los suelos y regresando materia orgánica para aumentar la microbiota. El suelo es el activo más importante del agricultor y toda inversión que haga en él tendrá rendimientos generosos. Vale la pena resistir la tentación de rendimientos inmediatos y quizá degradación temprana a conservación y rendimientos a largo plazo, pero consistentes. 

 

La palabra crisis en japonés es oportunidad. No dejemos pasar este tiempo tan especial durmiéndonosla en nuestros laureles.